Resumen de la conferencia pronunciada en Madrid, el 31 de mayo de 2000, dentro del Seminario de Primavera que anualmente organiza la Fundación Santillana.
Castells abordó el tema en una perspectiva amplia, refiriéndose al aprendizaje en todos los tiempos y contextos, aunque con particular atención al aprendizaje escolar. Dividió su conferencia en dos partes: en la primera, describió y valoró los rasgos que definen la sociedad de la información, así como el complejo entramado de causas y efectos, asociaciones y disociaciones que produce; en la segunda parte, propuso las líneas básicas en las que debe construirse un nuevo modelo de aprendizaje para esa nueva sociedad.
I PARTE. La sociedad de la información
Tres cambios fundamentales definen la llamada "sociedad de la información": como base, la revolución tecnológica; en segundo lugar, una reorganización profunda del sistema socioeconómico, proceso conocido como globalización; en tercer lugar, un cambio organizativo no menos profundo como es el paso de las organizaciones jerárquicas verticales a las organizaciones en red. Estos tres factores, y la interacción entre ellos, generan cambios sociales y culturales de gran envergadura.
Cambios tecnológicos
El cambio tecnológico es el centro del nuevo sistema. El desarrollo de Internet es espectacular y se calcula que hacia el año 2005 más de dos mil millones de personas estarán conectados. Las tecnologías de red representan una revolución semejante a la que supuso la invención del motor eléctrico durante la revolución industrial. Por primera vez en la historia se puede producir una comunicación entre muchas personas en el momento elegido; tiempo real, instantáneo o diferido. Internet-móvil, que es la frontera tecnológica actual, amplifica de modo insospechado las posibilidades. La ingeniería genética, en cuanto desprograma y reprograma los códigos de la materia viva, es también una tecnología de la información. La convergencia de procesos entre biología e informática apunta hacia un objetivo transcendental: la posibilidad de utilizar material biológico para producir circuitos microeléctricos.
Cambios económicos
La nueva economía se sustenta sobre tres pilares básicos: la información, la globalización y la organización en red. En primer lugar, la economía "añade valor, genera productividad e incrementa la competitividad a partir de la información y el conocimiento, esencialmente a partir de la capacidad de acceder a la información y de procesarla en tiempo real. En segundo lugar, la economía está globalizada en el sentido de que "las actividades centrales y estratégicas (no las secundarias ni los mercados "desestructurados", como el de materias primas africanas) funcionan en tiempo real como una unidad a escala planetaria, con todo lo que ello implica de capacidad tecnológica, organización y desregulación para la libre circulación global de personas y mercancías. En tercer lugar, las empresas están organizadas en redes no fijas, sino que se montan o desmontan en torno a proyectos.
Cambios en los procesos de trabajo
El trabajo cualificado aparece como la fuente más directa de creación de valor y, por tanto, el objeto más deseado de los empresarios. Este trabajador cualificado tiene la capacidad de cambiar tanto en lo tecnológico como en lo organizativo. Es "autoprogramable", capaz de definir objetivos y de transformarlos en tareas. Frente a él seguirá existiendo el trabajador ejecutor, sin capacidad de iniciativa y de bajo salario, que se limita a desarrollar trabajo genérico, no especializado. El trabajador "autoprogramable" genera valor y, por eso, las empresas tratan de integrarlo dándole participación en los resultados (stock options, otros beneficios). Pero, en cualquier momento, puede cambiar de empresa o crear una nueva, pues tienen capacidad para generar su propio sistema de acumulación individual. Ninguna de estas posibilidades están al alcance del trabajador genérico. La unidad de intereses de los dos tipos de trabajadores se ha roto.
Cambios sociales
Dos cambios sociales son verdaderamente decisivos: la crisis de la familia patriarcal y la creciente multiculturalidad de nuestras sociedades. Frente a la familia tradicional, estamos asistiendo al final del dominio institucionalizado del varón sobre la mujer y a un proceso creciente de individualización, que se traduce en proyectos y vidas "separadas por géneros". Por otra parte, frente a las sociedades homogéneas del pasado, las nuevas sociedades desarrolladas, por la inmigración y la muy superior natalidad entre los inmigrados, serán multiétnicas y multiculturales, con lo que ello significa para la ética, para la política y para la convivencia.
II PARTE. La educación en la sociedad de la información
Buena parte de las energías del sistema educativo estaban orientadas a la transmisión de información. Había un stock de conocimientos que debíamos traspasar de los libros a la cabeza del enseñante y de éste a la de los niños. Hoy eso no es posible. Se necesita cambiar los modelos de aprendizaje.
Aprender a aprender
Es inevitable la ruptura de la memorización. La cantidad de conocimientos disponibles es tanta, y crece a tal velocidad, que ninguna mente puede "atrapar" una mínima parte de ellos. Urge cambiar el modelo transmisivo por otro en el que lo esencial no sea el conocimiento mismo, sino la capacidad de adquirirlo. Se trata, por tanto, más que de aprender, de aprender a aprender, es decir, de ser autónomo para buscar la información adecuada. Castells suele proponer a sus alumnos que busquen la misma información en diferentes contextos para que adquieran habilidades de búsqueda y tratamiento de la información.
Construir personalidades sólidas
Las mentes "flexibles y autoprogramables" sólo pueden desarrollarse en personalidades fuertes, que no se rompan o desintegren con los cambios de una sociedad en permanente cambio e inestabilidad. Una persona que, a lo largo de su vida, no sea capaz de elaborar una conducta adaptada a cuatro o cinco fórmulas familiares diferentes, o a otras tantas fórmulas de relación laboral, se romperá. La educación tradicional, escuela, familia y entorno, proporcionaban modelos para el aprendizaje de los roles sociales. Ahora, cuando no hay modelos, es más preciso que nunca desarrollar en los educandos criterios personales e instalar en sus mentes una fuerza interna que les dote de una personalidad sólida. Por eso cobra tanta importancia el tema de los valores en la educación.
Desarrollar las capacidades genéricas
El ordenador no basta. Hay que analizar cómo y para qué se utiliza. Y, desde esta perspectiva, lo más importante no es el dominio de la máquina sino desarrollar las capacidades genéricas de razonamiento lógico (Lengua), de razonamiento numérico (Matemáticas) o de razonamiento espacial (Geografíae Historia). Para utilizar Internet de un modo adecuado y con una finalidad definida, hace falta un capital cultural, una iniciativa intelectual y una capacidad instalada que nace fuera del ordenador, en el desarrollo de las capacidades genéricas de reciocinio. Los multimedia interactivos no han funcionado bien hasta ahora por falta de contenidos referidos a todos esos ámbitos del razonamiento.
Aprender durante toda la vida
En la actualidad, es evidente la necesidad de reciclaje de las personas de más de 50 años, a la mayoría de las cuales es necesario "alfabetizar" en Internet. Castells se refirió aquí a algunas experiencias barcelonesas en las que los niños enseñan a sus abuelos cómo funciona el ordenador y los ancianos les cuentan cómo era la ciudad hace 50 años. El aprendizaje durante toda la vida se hace cada vez más imprescindible: dentro de 20 años nadie podrá trabajar con los conocimientos que hoy se aprenden. En todas las legislaciones europeas se está introduciendo la posibilidad de disponer de períodos sabáticos, créditos de tiempo para invertir en educación a lo largo de la vida. Además de estos tiempos educativos, cada día cobrará más importancia la educación online y la posibilidad de complementar la educación a distancia con la presencia esporádica en un campus universitario o en una escuela.
Castells concluyó su conferencia desanudando la aparente contradicción que supone la flexibilidad de las personas que la nueva sociedad exige y su postulado de formar personas fuertemente ancladas en valores. No son términos contradictorios sino términos que recíprocamente se exigen.